11 Yogur
Ay, la lactosa, ese dolor de cabeza para casi el 30% de la población.
 Si se tiene intolerancia a la leche hay que recurrir a los productos 
lácteos. Su valor nutritivo es muy similar al de la leche, pero su sabor
 y consistencia le dan personalidad propia. Tanto, que protege la flora 
intestinal, previene diarreas e infecciones. No vale decir que no gusta:
 hay sabores para dar y tomar.
12 Especias
Asia las cultivó y ahora no existe rincón del mundo que no las 
utilice en su cocina. En la antigüedad su importancia era tal, que se 
les atribuían propiedades mágicas, afrodisiacas y curativas. Empleadas 
sabiamente, enriquecen las recetas y potencian los sabores. Las picantes
 son irritantes para la mucosa gástrica, por lo que han de emplearse 
poco. El perejil es una de las más usadas y aporta vitamina C y 
minerales. Otra ventaja de las especias: su larga vida.
13 Huevo
Alimento popular como pocos. El huevo de gallina constituye uno de 
los productos más comunes de la dieta humana. La clara está formada por 
proteínas de alto valor biológico. La yema es rica en grasa saturada, 
colesterol, lecitina y luteína. Ventajas: el precio asequible. 
Inconveniente: las bacterias a las que están expuestos, lo que puede 
favorecer, si su preparación no es cuidadosa, salmonelosis o diarrea. 
Así que la consigna es: huevo bien hecho, bien cocido, bien frito.
14 Lechuga
¿Qué comer? Si no hay tiempo ni ganas de preparar un plato, ahí está 
la lechuga redentora. Una ensalada y todo solucionado. Aporta pocas 
calorías y por eso es utilizada en dietas para adelgazar. La fibra y los
 minerales (en especial el potasio) le dan todavía más puntos 
saludables. Y en verano, con el calor sofocante, una lechuga fresca 
siempre es bienvenida.
15 Tomate
Este gordito de buenos colores no puede faltar en la nevera. Atención
 los hombres: un estudio ha probado que comer tomates reduce el riesgo 
de cáncer de próstata en un 35%. Los beneficios son incluso mayores 
cuando se consume en forma de salsa de tomate al menos dos veces por 
semana. Con todo, consumirlo crudo es imprescindible, ya que conserva 
todos sus nutrientes. Las poblaciones con dietas ricas en verduras 
disminuyen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
16 Judía verde
La verdura por antonomasia. ¿Y por qué? Por los hidratos de carbono, 
una pequeña cantidad de proteínas, la fibra, el potasio, el magnesio, 
los betacarotenos y la vitamina C, entre otros nutrientes. Ellos son los
 que la hacen saludable y ponen a tono el organismo. Además, las judías 
aportan menos de 30 calorías por cada 100 gramos. Y sí, se puede 
aderezar con otros alimentos. Así no se le puede decir que no.
17 Café
Es una de las bebidas más antiguas de la historia. Al café se le han 
atribuido cualidades mágicas y religiosas. Hoy sigue siendo una religión
 para muchas personas. Sí, la cafeína activa, estimula, aumenta la 
memoria y eleva el rendimiento en las tareas de razonamiento. Algunos 
estudios demuestran que los consumidores de café tienen menor riesgo de 
padecer Parkinson o Alzheimer. De merienda, ya saben qué tomar.
18 Té
La cultura asiática tiene al té en un pedestal. El resto del globo, 
también. Es una de las bebidas de mayor consumo, por encima del café y 
el vino. ¿Y eso? Estimula el ritmo cardiaco, previene las enfermedades 
del sistema nervioso y el Alzheimer. ¿Una taza?
19 Cacao
Una excusa para tomar chocolate: beneficia a la tensión arterial. El 
efecto es similar al que logran algunos fármacos contra la hipertensión.
 Un dulce nunca amarga a nadie, pero tampoco hay que pasarse, porque 
engorda.
20 Edulcorante
La preferencia por lo dulce se da desde la infancia. Los edulcorantes
 hipocalóricos aportan a los alimentos un sabor similar al azúcar. Se 
usan en muchos productos 
light y los pueden consumir los diabéticos.