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viernes, 25 de octubre de 2024
jueves, 24 de octubre de 2024
El verbo DEBER
jueves, 10 de octubre de 2024
La historia de las Alpargatas
Las alpargatas son un tipo de calzado que ha sido utilizado por siglos en España. Están hechas de tela y suela de esparto o cáñamo, y son conocidas por ser cómodas y frescas en climas cálidos.
Aunque las alpargatas son un elemento común en la moda española, su origen se remonta a la época de los egipcios y los fenicios, quienes también utilizaban calzado de esparto. En España, las alpargatas han sido utilizadas desde la Edad Media, y eran consideradas como un calzado humilde y de trabajo.
Con el paso del tiempo, las alpargatas se volvieron más populares y comenzaron a ser utilizadas por personas de todas las clases sociales. En el siglo XIX, las alpargatas se convirtieron en un elemento clave de la moda española y comenzaron a ser utilizadas por la aristocracia.
En España, las alpargatas reciben diferentes nombres dependiendo de la región. En Cataluña, se les conoce como espardenyes, mientras que en el País Vasco se les llama esparteñas. En Andalucía, se les conoce como abarcas, y en el norte de España se les llama albarcas.
Hoy en día, las alpargatas continúan siendo un elemento clave de la moda española y son populares en todo el mundo. Son utilizadas tanto por hombres como por mujeres, y se pueden encontrar en una gran variedad de diseños y colores.
Fuente del texto y del vídeo: Historia de las Alpargatas - LaHistoria
jueves, 19 de septiembre de 2024
Expresiones con los números (parte uno)
- SER UN CERO A LA IZQUIERDA
- Se aplica a una persona cuya opinión no tiene valor; a nadie le importa lo que dice ni lo que hace.
- En mi empresa yo soy un cero a la izquierda
- ESTAR EN EL QUINTO PINO
- La usamos para decir que algo está muy lejos.
- La casa de mis abuelos está en el quinto pino
- ESTAR EN EL SÉPTIMO CIELO
- Expresamos que estamos cómodos, felices en un lugar o con alguien.
- Cuando me siento a tomar el sol en la playa creo que estoy en el séptimo cielo.
jueves, 5 de septiembre de 2024
Expresiones con la palabra agua (parte dos)
ESTAR MÁS CLARO QUE EL AGUA/TAN CLARO COMO EL AGUA
·
No hay dudas; es evidente; es obvio; está muy claro.
·
Revisé las cuentas detenidamente y vi que todo estaba más claro que
el agua.
· Vi a Rosa y Pepe en un restaurante ayer; está más claro que el agua que están saliendo juntos.
SER COMO DOS GOTAS DE
AGUA
·
Parecido, similar, casi igual. Se puede aplicar a personas y cosas.
·
Mis primos Manuel y Pedro son como dos gotas de agua.
AHOGARSE EN UN VASO DE
AGUA
·
Ver los problemas más graves de lo que realmente son; no saber solucionar
problemas sencillos.
· A mi madre se le ha roto la lavadora y me ha llamado histérica; es que siempre lo ve todo como una tragedia, se ahoga en un vaso de agua.
Fuente del texto y de la información: https://espaolextranjeros.com/
lunes, 19 de agosto de 2024
Expresiones con la palabra agua (parte 1)
- Tener problemas, estar pasando por un mal momento en el trabajo o personal; frecuentemente se usa para hablar de problemas económicos, tener deudas.
- Mi amiga Rosa abrió un restaurante hace varios meses pero no ha tenido éxito y ahora está con el agua al cuello
- Decepcionar, desilusionar, quitar la esperanza que tenemos en algún proyecto.
- Quería pedir un préstamo para comprar una casa pero las condiciones del banco le cayeron como un jarro de agua fría.
- Variante. ECHAR UN JARRO DE AGUA FRÍA (a alguien)
- Pensamos en algo que nos gusta mucho y “se nos hace la boca agua” de placer. Se suele usar cuando hablamos de comida. Apetecer. Tener ganas de algo.
- No me gustan las revistas de cocina, porque en cuanto veo las fotos se me hace la boca agua
miércoles, 29 de mayo de 2024
martes, 17 de octubre de 2023
miércoles, 19 de abril de 2023
viernes, 3 de febrero de 2023
jueves, 2 de febrero de 2023
jueves, 19 de enero de 2023
El verbo Molestar
El verbo molestar a menudo lleva a equívico por su similitud con el verbo inglés to molest. En español molestar significa 4 cosas, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua:
1. Molestar. Causar fastidio o malestar a alguien.
Ejemplo: No molestes a Ana, mañana tiene un examen y tiene que estudiar.
2. Molestar. Impedir u obstaculizar algo.
3. Molestarse. Ofenderse, enfadarse ligeramente.
Ejemplo: No te molestes por lo que dije. Era una broma.
4. Molestarse. Hace algo que pueda suponer esfuerzo, fastidio o malestar.
Ejemplo: No me molesté en responder el mensaje.
Es muy común en los hoteles el cartel "No molestar" que se cuelga en la manilla de la puerta para indicar que el servicio de limpieza no debe entrar en la habitación.
En parques o reservas naturales es también común la señal de "No molestar a los animales". En este caso el significado sería no hacer ruido y/o interactuar con los animales.
Como vemos, en ninguno de estos cuatro casos el verbo molestar tiene el significado de to molest en inglés: abusar de alguien, especialmente de un niño o asaltar o atacar a alguien. En sueco el diccionario recoge los verbos att störa y att besvära como posibles significados de molestar.
Fuente: DRAE, Nordstedts
lunes, 19 de diciembre de 2022
miércoles, 16 de noviembre de 2022
¿Conoces estos verbos?
DEBILITAR (försvaga)
Disminuir la fuerza, el vigor o el poder de alguien o algo.
Ejemplo: La economía se debilitó tras la pandemia.
FORTALECER (stärker)
Hacer más fuerte o vigoroso.
Ejemplo: La actividad física fortalece el sistema inmunológico.
AUMENTAR (öka, höja)
Dar mayor extensión, materia o número a algo.
Ejemplo: El número de personas desempleadas aumentó en el último mes.
DISMINUIR (minska)
Hacer menor la extensión, el número o la materia de algo.
Ejemplo: El tiempo de espera para las operaciones quirúrjicas ha disminuido levemente.
VALORAR (värdera, uppskatta)
Reconocer, estimar o apreciar el valor el valor o mérito de alguien o algo.
Ejemplo: Valoro enormemente tu amistad.
DESPRECIAR (förakta)
Desestimar o tener en poco.
Ejemplo: Era rico pero despreciaba el dinero.
Fuente de las definiciones: Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Los ejemplos son propios.
martes, 18 de octubre de 2022
¿Conoces estos verbos?
LUCIR
FACILITAR
DIFICULTAR
TIRITAR
TEMBLAR
- Agitarse o tener mucho miedo. (Ejemplo: Estaba tan nervioso que me temblaban las manos)miércoles, 8 de junio de 2022
lunes, 7 de marzo de 2022
jueves, 27 de enero de 2022
Relatos: Por escrito gallina una de Julio Cortázar
Con lo que pasa es nosotros exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe estamos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmo el, carajo qué.
Fuente: https://ciudadseva.com/
miércoles, 26 de enero de 2022
Relatos: El Paraíso era un Autobús de Juan José Millás
Él trabajó durante toda
su vida en una ferretería del centro. A las ocho y media de la mañana llegaba a
la parada del autobús y tomaba el primero, que no tardaba más de diez minutos.
Ella trabajó también durante toda su vida en una mercería. Solía coger el
autobús tres paradas después de la de él y se bajaba una antes. Debían salir a
horas diferentes, pues por las tardes nunca coincidían.
Jamás se
hablaron. Si había asientos libres, se sentaban de manera que cada uno pudiera
ver al otro. Cuando el autobús iba lleno, se ponían en la parte de atrás,
contemplando la calle y sintiendo cada uno de ellos la cercana presencia del
otro.
Cogían las
vacaciones el mismo mes, agosto, de manera que los primeros días de septiembre
se miraban con más intensidad que el resto del año. Él solía regresar más
moreno que ella, que tenía la piel muy blanca y seguramente algo delicada.
Ninguno de ellos llegó a saber jamás cómo era la vida del otro: si estaba
casado, si tenía hijos, si era feliz.
A lo largo
de todos aquellos años se fueron lanzando mensajes no verbales sobre los que se
podía especular ampliamente. Ella, por ejemplo, cogió la costumbre de llevar en
el bolso una novela que a veces leía o fingía leer. A él le pareció eso un
síntoma de sensibilidad al que respondió comprándose todos los días el
periódico. Lo llevaba abierto por las páginas de internacional, como para
sugerir que era un hombre informado y preocupado por los problemas del mundo.
Si alguna vez, por la razón que fuera, ella faltaba a esa cita no acordada, él
perdía el interés por todo y abandonaba el periódico en un asiento del autobús
sin haberlo leído.
Así, durante una temporada en que ella
estuvo enferma, él adelgazó varios kilos y descuidó su aseo personal hasta que
le llamaron la atención en la ferretería: alguien que trabajaba con el público
tenía la obligación de afeitarse a diario.
Cuando al fin regresó, los dos parecían
unos resucitados: ella, porque había sido operada a vida o muerte de una
perforación intestinal de la que no se había quejado para no faltar a la cita;
él, porque había enfermado de amor y melancolía. Pero, a los pocos días de
volver a verse, ambos ganaron peso y comenzaron a asearse para el otro con el
cuidado de antes.
Por aquellas
fechas, él ascendió a encargado de la ferretería y se compró una agenda.
Entonces, se sentaba tan cerca como podía de ella, la abría, y con un bolígrafo
hacía complicadas anotaciones que sugerían muchos compromisos. Además, comenzó
a llevar corbata, lo que obligó a ella, que siempre había ido muy arreglada, a
cuidar más los complementos de sus vestidos. En aquella época ya no eran
jóvenes, pero ella comenzó a ponerse unos pendientes muy grandes y algo
llamativos que a él le volvían loco de deseo. La pasión, en lugar de disminuir
con los años, crecía alimentada por el silencio y la falta de datos que cada
uno tenía sobre el otro.
Pasaron otoños, primaveras, inviernos. A
veces llovía y el viento aplastaba las gotas de lluvia contra los cristales del
autobús, difuminando el paisaje urbano. Entonces, él imaginaba que el autobús
era la casa de los dos. Había hecho unas divisiones imaginarias para colocar la
cocina, el dormitorio de ellos, el cuarto de baño. E imaginaba una vida feliz:
ellos vivían en el autobús, que no paraba de dar vueltas alrededor de la
ciudad, y la lluvia o la niebla los protegía de las miradas de los de afuera.
No había navidades, ni veranos, ni semanas santas. Todo el tiempo llovía y
ellos viajaban solos, eternamente, sin hablarse, sin saber nada de si mismos.
Abrazados.
Así fueron
haciéndose mayores, envejeciendo sin dejar de mirarse. Y cuanto más mayores
eran, más se amaban; y cuanto más se amaban más dificultades tenían para
acercarse el uno al otro.
Y un día a él le dijeron que tenía que
jubilarse y no lo entendió, pero de todas formas le hicieron los papeles y le
rogaron que no volviera por la ferretería. Durante algún tiempo, siguió tomando
el autobús a la hora de siempre, hasta que llegó al punto de no poder
justificar frente a su mujer esas raras salidas.
De todos modos, a los pocos meses también
ella se jubiló y el autobús dejó de ser su casa.
Ambos fueron languideciéndose por separado. Él murió a los tres años de jubilarse y ella murió unos meses después.
Casualmente fueron enterrados en dos nichos contiguos, donde seguramente cada
uno siente la cercanía del otro y sueñan que el paraíso es un autobús sin
paradas.
martes, 25 de enero de 2022
Relatos: El móvil de Juan José Millás
El móvil
El tipo que desayunaba a mi lado en el bar olvidó un teléfono móvil debajo de la barra. Corrí tras él, pero cuando alcancé la calle había desaparecido. Di un par de vueltas con el aparato en la mano por los alrededores y finalmente lo guardé en el bolsillo y me metí en el autobús. A la altura de Cartagena comenzó a sonar. Por mi gusto no habría descolgado, pero la gente me miraba, así que lo saqué con naturalidad y atendí la llamada.
Una voz de mujer, al otro lado, preguntó: "¿Dónde estás?". "En el autobús", dije. "¿En el autobús? ¿Y qué haces en el autobús?". "Voy a la oficina". La mujer se echó a llorar como si le hubiera dicho algo horrible, y colgó.
Guardé el aparato en el bolsillo de la chaqueta y perdí la mirada en el vacío. A la altura de María de Molina con Velázquez volvió a sonar. Era de nuevo la mujer. Aún lloraba. "Seguirás en el autobús, ¿no?, dijo con voz incrédula. "Sí", respondí. Imaginé que me hablaba desde una cama con las sábanas negras, de seda, y que ella vestía un camisón blanco con encajes. Al enjugarse las lágrimas, se deslizó el tirante del hombro derecho y yo me excité mucho sin que nadie se diera cuenta. Una mujer tosió a mi lado. "¿Con quién estás?", preguntó angustiada. "Con nadie", dije. "¿Y esa tos?". "Es de una pasajera del autobús". Tras unos segundos, añadió con voz firme: "Me voy a suicidar; si no me das alguna esperanza me mato ahora mismo".
Miré a mi alrededor; todo el mundo estaba pendiente de mí, así que no
sabía qué hacer. "Te quiero", dije y colgué.
Dos calles más allá sonó otra vez. "¿Eres tú el imbécil que anda
jugando con mi móvil?", preguntó una voz masculina. "Sí", dije
tragando saliva."¿Y piensas devolvérmelo?". "No", respondí.
Al poco nos dejaron sin línea, pero yo lo llevo siempre en el bolsillo por si
ella volviera a telefonear.
fin