La esperanza es lo último que se pierde, para aquellas personas que aun la puedan tener o para esos casos en que todavía la haya. Pero, para mí? Se me ha negado hasta ese último tronco en mar abierto.
Hay hechos, decisivos, irreversibles, mortales, por eso para mí no hay esperanza. Esperanza, de qué. Para mí todo es triste. Triste, porque tú, hijo mío no estás y sé que ya nunca volverás.
Triste ver el sol salir, triste cuando se oculta, triste ver a los niños jugar y triste oír su llanto. Triste ver todas tus cosas y aún más triste el no verlas. Triste el verte constantemente en tus fotos, en mis sueños y en mi recuerdo, pues te siento tan cerca a mí, tan real, pero imposible dejar de hacerlo.
Me rodeo de todo lo tuyo para tenerte siempre conmigo. Paso por donde pasabas, para sentir tu presencia.Como si el lugar que tú ocupabas conservara tu esencia, y te fuera a ver allí. Entonces te haces tan vívido que el dolor de tu ausencia me desgarra más aun.
POR QUÉ TÚ, por qué tú que eras tan sano, por qué tú que leías tanto, por qué tú que defendíasa los débiles, por qué tú que a nadie hiciste daño, por qué tú que llevabas siempre esa generosa y hermosa sonrisa a flor de piel, por qué tú que tenías tanto que dar y recibir en esta vida. Por qué tú, dulce niño mío, POR QUÉ TÚ.
Y por qué yo... Dónde están las respuestas. Quién las tiene. Dónde está la lógica de la vida.
Todas, preguntas sin respuestas. Y sé, sin embargo, que me las preguntaré el resto de mi vida. Somos simples marionetas en manos del destino, de un destino cruel y caprichoso que al azar hace y deshace. Y el tiempo, “el tiempo que está pasando, como la vida no vuelve más, el tiempo, me está matando.......”