martes, 17 de mayo de 2016

¿Cómo suena el español de México DF?


El perfil del habla urbana del D.F. está más caracterizado por factores sociales que geográficos. Los defeños proceden de todos los estados mexicanos y han creado una amalgama lingüística. Aún así, se pueden señalar algunos rasgos, algunos coincidentes con los del español mexicano central.

Plano fónico

  • Las vocales átonas se pronuncian débilmente, sobre todo en contacto con ese (vocales caedizas): ['ants] ‘antes’; [kaf.'sí.to] ‘cafecito’.
  • Las consonantes, por el contrario, se suelen pronunciar con claridad:
    • sólida articulación de la ese: las eses finales son tensas y prolongadas.
    • la articulación de la velar sorda (la jota) es tensa. Se pronuncia a menudo, sobre todo cuando va ante las vocales e e i, como postpalatal.
    • pronunciación plena y tensa de los grupos cultos (directo, examen, acción, apto, abstracción, destrucción).
  • Seseo.
  • Hay asibilación de la vibrante ere, en posición final ante pausa, de erre y también del grupo tr. Esta asibilación parece predominar entre las mujeres con cierto nivel de estudios, como marca de prestigio social.
  • Pronunciación de tl- en una misma sílaba, —como en a-tlas o a-tlán-tico—, por influencia del fonema nahua tl, que funciona como fonema único.
  • La entonación es circunfleja. En el habla popular, en los enunciados declarativos la penúltima sílaba se hace muy larga y la sílaba final, muy breve.

Plano gramatical

  • El sistema de tratamiento de México es compartido con el Caribe, Canarias y Andalucía; se trata de un sistema con tuteo y con ustedes como única forma de segunda persona de plural.
  • Uso de pronombre le enclítico con valor intensificador: ándele, sígale, órale ‘vamos; venga’; úpale ‘levanta, alza’.
  • Uso de diminutivo con -it-: gatito.
  • Uso de hasta con valor de inicio: viene hasta hoy = no viene hasta hoy.
  • Posposición no sistemática de posesivos: la ciudad de ellos.
  • Concordancia del verbo impersonal haber: habían fiestas; hubieron muchos niños en el parque.
  • Uso de qué tanto (‘cuánto’) y qué tan (‘cómo de’): ¿qué tanto quieres de pan?; ¿qué tan bueno es?
  • Uso frecuente de no más ‘solamente’; ni modo ‘de ninguna forma’; ¿mande? ‘¿cómo dice?’ (respuesta a pregunta y a apelación). La expresión ni modo ‘de ninguna forma’, pronunciada con la sílaba tónica bien larga y la entonación circunfleja, se reconoce como forma muy mexicana.

Plano léxico

  • Uso de voces compartidas con la generalidad de Centroamérica: banqueta ‘acera, vereda’; cajeta ‘dulce de leche’; catrín ‘bien vestido, engalanado’; chamaco ‘muchacho; niño; novio’; charola ‘bandeja’; chile ‘pimiento; guindilla’; farolazo ‘trago de bebida alcohólica’; gracejada ‘payasada’; lépero ‘soez, ordinario’; metiche ‘entrometido’; refundir ‘perder, extraviar’; saber ‘soler’; sarniento ‘sarnoso’; timba ‘panza, barriga’; timbre ‘sello postal’; tinaco ‘depósito de agua’; trincar ‘apretar, oprimir’. Platicar es un verbo extendido por todo el mundo hispánico, pero en México y Centroamérica ocupa casi todos los contextos en los que otros hablantes utilizan conversar o charlar.
  • Uso de mexicanismos léxicos: agiotista ‘usurero’; alberca ‘piscina’; amacharse ‘resistirse, obcecarse’; apapachar ‘abrazar con mimo’; chueco ‘torcido’; espiritifláutico ‘muy delgado’; güero ‘rubio’; padre ‘bueno’; padrísimo ‘buenísimo’; pinche ‘maldito; tratamiento de cercanía’; mero ‘el mismo; importante, central; puro’; zócalo ‘plaza principal’.
  • Uso de indigenismos del náhuatl: chapulín ‘langosta; saltamontes’; chiche ‘fácil; teta; persona blanca rubia’; chipote ‘chichón’; cuate ‘mellizo’; elote ‘maíz verde’; escuincle ‘niño; débil, flojo’; huipil ‘blusa adornada del vestido indígena’; jitomate/tomate ‘tomate’; pulque ‘vino del agave’; popote ‘pajita para sorber bebidas’.
  • Fuente del texto: Centro Virtual Cervantes

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