Entre los años 1913 y 1920, el toreo adquiere tal auge en España que la plaza de toros de Madrid, construida en 1874 en la carretera de Aragón (actual calle de Alcalá, en las inmediaciones la calle Goya) se queda pequeña. Fue José Gómez "Joselito", quien manifestó la conveniencia de construir una plaza de toros de mayor tamaño, llamada monumental, que abriera el espectáculo a toda la ciudad y abaratara el precio de las entradas (téngase en cuenta que al no haber televisión, la única forma de ver un espectáculo taurino es acudiendo a la plaza). Hacia 1918 la Diputación Provincial, propietaria de la antigua plaza, accede a construir un nuevo coso. Es un amigo de Joselito, el arquitecto José Espeliú, quien pone en marcha el proyecto.
La familia Jardón, también ganaderos de El Jaral de la Mira, cede unos terrenos a la Diputación Provincial de Madrid, en las llamadas Ventas del Espíritu Santo, con la condición de explotar el coso taurino durante cincuenta años. La propuesta es aceptada por la diputación el 12 de noviembre de 1920 y el 19 de marzo de 1922, se inician las obras. La construcción de la plaza costaría doce millones de pesetas de la época (cuatro y medio más de lo presupuestado) y sustituiría a la vieja plaza madrileña, en funcionamiento desde 1874. Las obras finalizaron en 1929 y dos años después, el 17 de junio de 1931, se celebra una corrida benéfica para inaugurarla.
En 1935 se desarrolló la primera temporada completa con toda normalidad. La guerra civil hace que se interrumpa la temporada taurina. La guerra convierte al coso en una inmensa huerta durante 34 meses. No se reanudarían las actividades taurinas hasta el 24 de mayo de 1939.
Sin embargo, con este festejo se constató que los alrededores de la plaza no estaban aún preparados para albergar espectáculos de esta magnitud. La plaza se ubicaba en uno de los peores barrios del Madrid de aquella época, el de Las Ventas del Espíritu Santo. Por allí pasaban los cortejos fúnebres que se encaminaban al cementerio próximo, allí abrevaban las mulas y los caballos y allí se encontraba también un foco de chabolismo y población marginal. Además los terrenos, por su especial situación junto al arroyo Abroñigal, eran difíciles de desmontar. En consecuencia, se reanudaron los trabajos de acondicionamiento hasta que, el 21 de octubre de 1934, con toros de la ganadería de Carmen de Federico (heredera directa de la de Murube) fue inaugurada de manera definitiva: Belmonte estrenó la nueva plaza con el toro «Cerrojito» y esa misma tarde el Pasmo de Triana cortó también el primer rabo en la historia de Las Ventas al toro «Desertor».
Texto: Wikipedia
Fotos: Santi Villalobos
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