Marco:
¡Buenos días señora! Soy el amigo de Benigno.
Portera: Ah
¿es usted Marco?,
¿el argentino?
Marco: Sí
Portera: Yo soy la portera. Benigno ha llamado para decirme que usted le alquilaría la casa.
Marco: Sí, así es.
Portera: La escontrará usted muy sucia porque me tiene terminantemente prohibido que entre a limpiarla. Yo no le iba a cobrar ni un duro pero...
Marco: Bueno, no se preocupe yo me ocuparé de eso
Portera: ¿le traigo la llave?
Marco: Sí
Portera: Voy a ver si la encuentro. ¿Le ha visto?
Marco: Sí
Portera: ¿Y cómo está?
Marco: bien
Portera: el pobrecillo ni ha tenido suerte ni en la cárcel. Qué poquita publicidad se le ha hecho. Aquí no ha venido ni una mala televisión ni un mal papparazzi. Con tantos programas basura que hay y ninguno se ha dignado a venir... no sé, a hacerme una entrevista a mí, por ejemplo. Es muy triste como están los masa-media en este país.
Marco: Sí, en eso tiene razón. La llave
Portera:
¡Ah sí!
Marco: Gracias
Portera: Ah, a propósito.
Marco: qué
Portera: Usted sabe por qué está Benigno en la cárcel? Es que como es tan calladito, la última vez que vino no me dijo a mí ni pío.
Marco: Benigno es inocente
Portera: Inocente sí, ya lo sé, pero ¿inocente de qué?
Marco: no lo sé
Portera: ¿que no lo sabe? Claro que lo sabe y no me lo quiere decir. Pero yo se lo sacaré.
Marco: Vale. Hasta ahora señora.
Portera: Si necesita algo, ya sabe.
Marco: Sí
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